Es decir, sabemos que la peor parte de la traición es que siempre viene de alguien en quien confiamos, nunca de un enemigo, al contrario, y eso es lo que mas duele.
Después de la fechoria siempre viene el arrepentimiento y ahi es cuando la cabeza y el corazón empiezan a disputar cual de los dos va a salir triunfante. Por un lado queremos perdonar a esa persona, porque nos imaginamos una vida sin ella y la extrañamos por anticipado,en el momento del perdón las palabras casi se salen solas de la boca es como un 'si si te perdono esta todo bien empecemos de cero'. Pero después algo nos frena, en ese momento actúa la cabeza, la razón, que nos impulsa a reflexionar sobre el acto cometido por la otra persona. Si me traicionó una vez puede hacerlo otra, dudamos del afecto que sentimos hacia quien nos falló, tal vez bronca y por qué no ganas de vengarse. Supongamos que aceptamos las disculpas pero al tiempo se nos da la oportunidad para devolver con la misma moneda... ¿Lo haríamos? ¿Que sentido tiene entonces haber perdonado?
Nose ustedes pero este es un tema reflexivo para mi, sera porque mas de una vez me decepcionaron y aunque siempre di otra y otra y otra oportunidad, la bronca les aseguro que no se va y el afecto no se recupera mas.
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